El Patriarcado en la antigua Israel

Comparti en tus redes

Por Camila Ossorio Domecq para Argentina en Red

Primero: ¿Qué es una “sociedad”, en términos comunitarios?

La palabra “sociedad”, de acuerdo al diccionario de la RAE, es un conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes. También es una agrupación natural o pactada de personas, organizada para cooperar en la consecución de determinados fines. Algunos sinónimos o afines de la palabra sociedad”, son los términos “humanidad“, “mundo”,“comunidad”, “ecúmene”, “colectividad“, “generalidad”, “población”, “pueblo”, “ciudadanía”,”habitantes”,  “nación”, “estado”, “grupo”, y/o “familia”.

¿Por qué una sociedad patriarcal?

Abraham… Por la fe vivió como extranjero en la tierra de la promesa, como si estuviera en tierra extranjera.+ Vivió en tiendas de campaña+ con Isaac y Jacob, que eran herederos de la misma promesa que él. (Heb. 11:9)

Desde el inicio de la memoria del pueblo judío, la forma de sociedad humana con la que Jehová Dios identificó (al que eligiera como su pueblo) fue una sociedad de ordenamiento patriarcal. Un patriarca era una cabeza de familia. Por esto una sociedad patriarcal era la organización de individuos emparentados por sangre, matrimonio o adopción que vivían y trabajaban juntos en una comunidad bajo la dirección de una cabeza de familia masculina*.

Ya en la época en que los israelitas vivían en esclavitud en las tierras de Egipto, sus familias o unidades familiares estaban conformadas como una sociedad patriarcal, y tales sociedades patriarcales constituían, cada una, un “gobierno de familia”.

Abrahán, Isaac y Jacob (después bautizado por Dios Israel)

NOÉ, CABEZA DE FAMILIA

La actividad organizadora de Noé

El primer gran patriarca de la inmediata sociedad postdiluviana fué Noé*. Noé fue un gran organizador de sociedad. Por cerca de 40 ó 50 años antes del diluvio, Noé organizó a su familia, con tres hijos y sus esposas y su propia esposa, para la construcción del arca. Se realizaron contratos que pusieron en acción reglas de conducta y negocios. Asimismo juntó y puso en orden a toda la hueste de animales que después entró en el arca. Noé, el sagaz organizador (con muchos años ya vividos), después de atender a todos los asuntos preliminares, entró en el arca en 2370 a. de J.C. con una sociedad organizada de la cual él era la cabeza. Por un año y diez días él mantuvo orden y el bienestar de esta comunidad en el arca mientras las aguas del diluvio reinaron soberanas sobre la tierra. (Gén. 6:13-8:19)

El modelo gubernamental que estableció Noé para la sociedad después del diluvio

Noé fue un hombre temeroso de Dios, con fe en la promesa de que sería enviado un Rey para establecer el gobierno del nuevo mundo sobre toda la humanidad. (Heb. 11:7) Noé no recibió asignación de ser rey. Más bien Noé procedió a establecer un modelo para que tuvieran lugar pequeñas unidades de gobiernos de familia o sociedades patriarcales, grupos de familias que vivirían independientemente unos de otros y emigrarían a todas partes de la tierra.

El eje no era el individuo sino la familia; es decir, un grupo de individuos emparentados y gobernados por su cabeza de familia, el patriarca. Con la muerte de una cabeza de familia, el hijo mayor continuaría en la jefatura de esa unidad y permitiría que los otros hijos se apartaran en historia posterior, para comenzar sociedades separadas.

Con el transcurso del tiempo, los hijos de una cabeza de familia se mantenían juntos después de la muerte de su padre bajo la dirección de un hermano ejemplar, y así lo hicieron los doce hijos de Jacob, después bautizado por Jehová Dios como Israel, llegando a ser una casa o un clan de doce familias. Así, con el tiempo cada familia de israelitas se desarrolló en una tribu, y finalmente estas tribus emparentadas llegaron a ser una nación bajo la jefatura de Jehová.

Antes de morir, Noé vio como trató Satanás de pervertir los propósitos postdiluvianos de Dios. Bajo la sabia dirección de Noé, el mandato divino de poblar la tierra procedió hasta llegar al punto en que setenta naciones fueron creadas, hablando todas un solo idioma pero emigrando como comunidades nómades en toda dirección. Veintiséis de estas naciones brotaron del hijo de Noé, Sem, catorce de su hijo mayor, Jafet, y treinta de su hijo menor, Cam. (Gén. 10:1-32) Mientras Noé vivía, presenció el comienzo de una rebelión contra del gran Soberano Superior, Jehová Dios.

Un joven bisnieto suyo de nombre Nemrod, no reconocido como una de las setenta cabezas de familia; es decir: de las setenta naciones, desafió el pacto del arcoiris de Dios, (pacto que representaba la promesa de no volver a destruir la tierra y todos sus habitantes por peores que fueran) y, mediante el uso de la guerra buscó someter a los hombres para que le tuvieran miedo, y, como instrumento de Satanás, Nemrod se rebeló contra el sistema de gobierno del día de Noé. Así estableció el primer reinado, con Babilonia como centro. Buscando hacerse más grande que Noé, se proclamó el primer rey humano.

Construyó una torre para impedir que las familias se esparcieran hasta los cuatro cabos de la tierra como Dios se proponía. Y Dios expresó su ira contra este “movimiento rebelde” confundiendo la lengua de todas las tribus bajo “reinado” de Nemrod, con lo que forzó así a emigrar a las tribus, tal cual era y había sido su voluntad original.

Las ruinas de Babilonia, actual Irak

Ya con una larga vida como consejero entre muchas naciones antiguas, Noé murió, en 2020 a. de J.C. Pero antes de su muerte vió realizado el mandato de Dios (muy a pesar de los esfuerzos de Satanás de poner estorbo por medio de unir al hombre bajo gobiernos opuestos a Jehová Dios).

Un detalle de la sociedad patriarcal hebrea, es que naciones paganas llevaron consigo muchas leyes y costumbres antiguas del sistema de ley y orden del día de Noé, modelo que los fieles patriarcas hebreos siguieron.

A medida que las tribus y naciones primitivas llegaron a estar bajo mayor dominio del Inicuo (quien gobierna desde hace bastantes años el sistema geopolítico y el poder mundial internacional) y sus falsas teorías de gobierno, la estructura de ley y orden primitivos del día de Noé fue gradualmente relegada a la oscuridad. Sin embargo, puesto que era un hecho que muchas de sus leyes básicas todavía tenían como origen primitivo las del día de Noé, esto hizo posible que los fieles patriarcas teocráticos como Abrahán, Isaac y Jacob trataran con sus vecinos paganos conforme a las costumbres comunes del procedimiento legal.

También es bueno mencionar en este punto que muchos de los rasgos legales puestos en práctica por los fieles patriarcas teocráticos fueron incorporados después en el pacto de la Ley dictado por Dios a Moisés, y esto es índice de que fueron de un origen divinamente autorizado, ya que seguramente Dios no habría incorporado en su pacto leyes y costumbres que se originaron con los gobiernos que irrespetaron modificando y trastocando el origen divino del gobierno de YHWH.

El patriarca era, además, gobernante y autoridad paternal. Ordenaba lo concerniente al trabajo diario de la familia y se ocupaba de la supervisión cuidadosa la educación de sus hijos e hijas, ya que sobre él pesaba toda la responsabilidad legal por cada violación de la ley que ellos cometían. En efecto, la cabeza de familia era responsable por la vida y propiedad de todos los miembros de su organización doméstica, y dominaba y gobernaba sobre toda su casa.

Era también el portavoz de la familia delante de Dios y el hombre,y además era considerado responsable por la conducta de su familia. A la cabeza de familia podría exigírsele que entregara a un miembro de su familia o pago en propiedad para reparar los males hechos. (Jos. 7:24, 25).

Abrahán

Jehová Dios mismo obró de acuerdo con esta costumbre cuando le hizo una oferta legal a Abrahán de la Tierra Prometida, Canaán. Dios le indicó a Abrahán los límites precisos del territorio que le ofrecía. Pero Dios no permitió que Abrahán dijera la palabra a través de la cual se concertara legalmente el traspaso y aceptación de aquellas tierras (que era el término “Veo”): de ese modo impidió que se realizara legalmente el traspaso ya que no era el debido tiempo de Dios para conceder la posesión legal. Sin embargo, el traspaso legal se hizo en el año 1473 a. de J.C., unos cuatrocientos años después, cuando Jehová hizo que Moisés “viera” o aceptara la posesión legal a favor de la nación de Israel justo antes de quelos israelitas cruzaran el Jordán para tomar la Tierra Prometida. Entonces: “Moisés pues subió de los llanos de Moab al monte Nebo, . . . y Jehová le hizo ver toda la tierra . . . Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, . . . te he permitido verla con tus ojos.” (Deu. 34:1-4Deu. 3:27).

“Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, . . . te he permitido verla con tus ojos.” (Deu. 34:1-4Deu. 3:27).

La Tierra Prometida, en el mapa del antiguo Israel, era la tierra de Canaán.

¿Qué implicaba además el Patriarcado?

Había muchas otras costumbres que implicaban primogenitura, o el derecho de los padres para escoger las esposas para sus hijos, o la responsabilidad cuando alguien colocaba propiedad bajo la custodia de otro: concubinato, esclavitud, redención de esclavos, entre tantos otros asuntos. Era un sistema bien organizado adaptado a la vida nómada de esas unidades de familia primitivas, quienes habitaban en tiendas y vagaban por la tierra cuidando sus grandes rebaños y hatos. Los fieles patriarcas teocráticos, Abrahán, Isaac y Jacob y los otros, estaban satisfechos con vivir en la tierra de promesa como residentes extranjeros que esperaban el tiempo en que viniera el prometido Mesías, Cristo Jesús, como Rey para establecer el reino eterno de justicia sobre la tierra.

“Porque [Abrahán] esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos y cuyo edificador y creador es Dios.” (Heb. 11:8-10). Hoy es de interés especial conocer los tratos de Dios con sus siervos bajo el sistema de organización patriarcal, de modo tal que podamos interpretar aquellos días primitivos y la relación de YHWH con el que fuera su pueblo elegido, antes de abrir el juego, Cristo Jesús mediante, a los gentiles.

En cuanto a Cristo Jesús (Yeshúa)

Jesús y sus discípulos aludieron a Abrahán más de setenta veces en sus conversaciones y escritos. En la parábola del hombre rico y Lázaro, Jesús se refirió a Abrahán en sentido simbólico (Lu 16:19-31). Cuando sus opositores, (el sanedrín encabezado por los principales sacerdotes judíos) se jactaron de que eran prole de Abrahán, él en seguida hizo notar su hipocresía con las palabras: “Si son hijos de Abrahán, hagan las obras de Abrahán” (Jn 8:31-58; Mt 3:9, 10). Evidentemente, no es el linaje carnal lo que cuenta, sino que, como dijo el apóstol Pablo, la persona debe tener una fe como la de Abrahán para ser declarada justa (Ro 9:6-8; 4:1-12). Pablo también mostró que la verdadera descendencia de Abrahán era Cristo, junto con los que le pertenecen como “herederos respecto a una promesa”. (Gál. 3:16-18,19).

Así dice Gálatas 3:16– 29

16 Pues bien, las promesas se las hicieron a Abrahán y a su descendencia.+ No dice “y a tus descendientes”, como si estuviera refiriéndose a muchos, sino que dice “y a tu descendencia”,* refiriéndose a uno solo: Cristo.+ 17 También les digo esto: la Ley, que se dio 430 años después,+ no invalida el pacto que Dios ya había hecho, de modo que no anula la promesa. 18 Porque, si la herencia se basara en la ley, ya no se basaría en una promesa. Sin embargo, Dios se la dio bondadosamente a Abrahán mediante una promesa.+

19 Entonces, ¿por qué se dio la Ley? Se añadió para poner al descubierto las transgresiones+ hasta que llegara la descendencia+ a quien se le había hecho la promesa, y fue transmitida mediante ángeles+ a través de un mediador.+ 20 Ahora bien, no hay mediador cuando solo hay una persona implicada, y Dios es uno solo. 21 Entonces, ¿se opone la Ley a las promesas de Dios? ¡Claro que no! Porque, si se hubiera dado una ley que pudiera dar vida, la justicia se alcanzaría por medio de la ley. 22 Pero las Escrituras entregaron todas las cosas a la custodia del pecado, para que la promesa que se obtiene por la fe en Jesucristo fuera dada a los que demuestran fe.

23 Sin embargo, antes de que llegara la fe, estábamos bajo la vigilancia de la ley, estábamos bajo custodia, esperando la fe que estaba a punto de ser revelada.+ 24 Así que la Ley llegó a ser el tutor* que nos guió hasta Cristo,+ para que se nos pudiera declarar justos por la fe.+ 25 Pero, ahora que la fe ha llegado,+ ya no estamos bajo un tutor.+

26 De hecho, todos ustedes son hijos de Dios+ por su fe en Cristo Jesús.+ 27 Porque todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, se han vestido de Cristo.+ 28 No hay ni judío ni griego,+ no hay ni esclavo ni hombre libre,+ no hay ni hombre ni mujer,+ porque todos ustedes son uno en unión con Cristo Jesús.+ 29 Además, si le pertenecen a Cristo, entonces son descendencia de Abrahán,+ herederos+ según la promesa.+

Es decir, las promesas que Jehová Dios le hizo a Abrahán y a su descendencia, refieren como “descendencia” a Cristo Jesús. No a los descendientes de Abraham, sino que dice “y a tu descendencia”,* refiriéndose a uno solo: Cristo. Por ello, antes de que llegara la fe, la observancia era a través de la ley, esperando la fe que estaba a punto de ser revelada. La ley era el tutor que nos guió hasta Cristo, para que se nos declarara justos por la fe.

Para dar un cierre (breve) a este artículo, quiero aclarar que tomé el término “patriarcado” para entender sus fundamentos y orígenes socio- político y religiosos, asentados y con sustento en los orígenes e historia del pueblo judío y, posteriormente, de los pueblos gentiles. La intención (a desarrollar en próximos artículos) es la de extrapolar este término para analizar la actualidad semántica, política, social y semiológica del término “patriarcado” y de lo que ésto implica hoy a través de los diferentes reclamos sociales, las realidades fácticas y contrafácticas, los cambios connotacionales que se ponen en juego y que están en pugna, por ejemplo, con las luchas feministas, las LGTBI+, los derechos contenidos en las diversas legislaciones nacionales e internacionales relacionadas con el derecho al empleo (con todo lo que esto implica en la actualidad), y con toda expresión de batalla en América Latina, exponiendo ante todxs el (des)equilibrio en las sociedades actuales, las nuevas organizaciones comunitarias, los nuevos sujetos políticos que entran en juego y las legislaciones y espectros políticos y sociales de las realidades que este término, controvertido y controversial, hoy supone.

Fuentes: https://www.jw.org/es

La Biblia, Traducción del Nuevo Mundo (versión actualizada)

Sin más ¡Vermouth con papas fritas, y Good show!!!!!!

Please follow and like us:
0
fb-share-icon20
Tweet 20
Pin Share20
Camila Ossorio Domecq

Dejá un comentario

Desarrollo Web Efemosse