Maestra Chela

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Por Camila Ossorio Domecq para Argentina en Red

Primer parecer

Era meticulosa, sangrona, odiaba a los niños, pero era maestra de grado. Siendo niña conocí el rechazo cuando, tratando de abrir un sellito de Pluto manché su pantalón rosado nuevo con tinta, y el grito que emitió me traumó; lloré, e igualmente, continuó con el sermón y su carácter mal llevado, agresiva, antipática. Mi escuela era una escuela bilingüe de gran categoría, y yo quería formar parte de los “english speakers”, privilegio al que no iba acceder nunca (siendo tan chica); el inglés para mí era como un idioma mágico, no entendía nada: por eso era mágico para mí. En las maratones de lectura (en español, claro) el lugar era siempre el segundo para mí. Para S., un alumno acomodado, era siempre el primer lugar.

¡Ay!!!!! ¡Güerita güerita!!!! -Me enamoré de ella –decía M., de one who broke my heart when I was just a child. Era grave la situación entre nosotros, revanchismo, motes, aspiraciones de superioridad y éramos sólo niños. “Le silba a los pajaritos” -decíamos todos cuando echaban a R. del aula, y efectivamente, les silbaba, era arrogante. Uno de sus únicos temas era que sus papás (que eran ricos) le habían abierto una cuenta para que cuando tuviera 18 años se fuera de la ciudad de México hacia los Estados unidos de América.

Sangrona pinche vieja cara de perro bulldog. ¿Así que se casa la maestra? A cada oruga le sigue una metamorfosis. Bella, feliz, se estaba casando. ¡Ahhh! Pero conmigo seguía siendo mala, agresiva. Psicópata. Su espíritu era neurótico. Pinche vieja sangrona…

La desposesión

Recordarán que de chicos nos encantaba jugar a las bolitas. Sí. Juegos que conllevan un amor enorme al talento de cada jugadoxr, la motricidad, la atención y un poco de suerte. ¿Cómo puede ser? Es la primera vez en la vida que gano, soy millonaria, tengo las tres bombochas únicas en su clase y categoría: me gané las imposibles. Se me cayó una mientras las maestra Chela estaba dándonos clases. “Ponla acá arriba en la caja” y “no te los voy a devolver” -la injusticia a puro rostro: las tres, todas, y jamás me las devolvió, con lo que volví a peor pobreza tras su injusticia.

Después lo supe (me enteré, sí, lo supe): la maestra Chela estaba guardándose las bolitas, bombochas y algunos otros elementos caros a nuestro espíritu porque en su casa estaba construyendo un muro de cemento, recubierto con los elementos que ella nos había confiscado, y que sin decir “Agua vá”, en esa pared millonaria inmoló nuestras pertenencias. Era bolita tras bolita, bombocha tras bombocha. Entonces intervino mi hermano mayor, ya egresado del Colegio. Se dirigió con todo respeto a la maestra Chela, y le propinó las siguientes palabras: “¡Oiga, eh! ¡Usted maestra Chela! Se ha corrido la bola de que usted es de la Unión Patriótica Mexicana Bolqueviche, y como tal, es marxista. Se diría que si usted fuese capitalista, podría y, de hecho, confiscaría y saquearía las bolitas y bombochas y play mobiles a los alumnos. Pero usted, señora, que no está honrando al marxismo como sostiene su doctrina, que expropie y robe en pos de enriquecerse tiende y contiende hacia el recuerdo acuñado en el espíritu de su latrocinio”.

Al levantarse de dormir

Y entonces, casi al momento de dormir, desvelada y ensoñando, empezó a oír las voces de esos niños fantasmitas de sus recuerdos que le recriminaban: ¡Maestra Chela, Maestra Chela, mis bolitas!!! Maestra Chela, Maestra Chela!!!! Mis play mobil!!!! Maestra Chela, Maestra Chela, mis bombochas de north Ireland!!! Maestra Chela, Maestra Chela, devuélvame mis sellitos de Pluto!!! Maestra Chela, Maestra Chela!!!! Maestra Chela, Maestra Chela!!!! Y se levanta de dormir la maestra Chela que se había hecho a un costado en su cama, y se preguntó: ¿Qué hora es? Yo… ¿a mí me decían Maestra Chela? Nooooo chiquitito… ¡Mamá, mamá, dejo el Magisterio!”.

Nota en homenaje a la Maestra Chela (in memoriam):

Esta es una historia de fantasía, una recreación divertida sobre cualquier recuerdo de la infancia. ¿Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia? Dímelo tú.

En México, en la ciudad de Texcoco, la Maestra Chela fue reconocida como una de las mejores y más grandes docentes aplicadas, que contribuyó de manera enorme a la ardua tarea de educar en los diferentes grados dentro del sistema de educación privada y pública de México.

Este breve cuento presentado arriba es el berrinche de una niña que no comprende que el mejor sistema para educar es árido y no complaciente, y que en la sociedad mexicana de antaño (allá por los ’80s) también se trabajaba sobre el forjamiento del carácter, mientras la enseñanza (que tendía a la formación y a la información) dejó en quienes la conocimos el recuerdo perenne agradeciendo antes que dar lugar a queja alguna. ¡Gracias maestra Chela!!!!!

En el corazón de cada uno de nosotros.

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1 comentario en "Maestra Chela"

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