En defensa del sistema educativo 

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Por Mario Mazzitelli para Argentina en Red

El Frente Sindical de Universidades Nacionales (federaciones docentes, no docentes, estudiantiles) convocó  a una marcha el martes 23 de abril pasado poco después del mediodía, para dirigirse desde el Congreso Nacional hasta la Plaza de Mayo en “Defensa de la Universidad y la Educación Públicas”. Allí estuvimos. 

A la marcha convocó también el Consejo Interuniversitario Nacional (Universidades Nacionales, Institutos Universitarios y Universidades Provinciales reconocidas por la Nación). Un hecho histórico es el del respaldo de la CGT, la CTA-Autónoma  y la CTA-de los Trabajadores, junto con la Multisectorial Federal. Muchísimos sectores políticos, sociales, culturales (entre otros) respaldaron esta movilización trascendente. Vimos a profesores, maestros, no docentes, alumnos, padres y madres, personas independientes y trabajadores de otras áreas, al igual que a vecinos enarbolar en unidad la bandera de la defensa de la educación pública y las universidades. Hacía falta semejante ataque, agresión, menoscabo y des-financiación para que, frente a la crisis, el pueblo volviera a valorar el papel del sistema educativo argentino. Cuando parece que todo está perdido, la movilización popular aparece para cambiar el curso de los hechos. ¡Con la educación no! ¡Con las universidades no!

“La ciencia no es cara, cara es la ignorancia” *Dr. Bernardo Houssay (Premio Nobel de Medicina)

Más caro todavía es el equipo ignorante e incompetente que conduce este gobierno encabezado por el embajador de las sombras.  Su cruzada sectaria y oscurantista contra el sistema educativo nacional y la cultura, supera las experiencias medievales anteriores; por ejemplo, el 28 de junio de 1966 un golpe de Estado encabezado por el general Juan Carlos Onganía derrocó al gobierno del Dr. Humberto Illia. Un mes después, el 29 de julio de 1966, la infantería de la Policía Federal entró a la fuerza a Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Fue la noche de los bastones largos. La represión fue brutal contra los docentes, graduados y estudiantes. Con un saldo de 300 heridos y 400 detenidos. Perdimos alrededor de 700 docentes y científicos, muchos de los cuales emigraron. Se terminó, quizás, con el ciclo científico tecnológico más prolífico de la historia argentina. Otra avanzada fue la de Ivanissevich Ottalagano en la UBA, con persecuciones y “depuración ideológica”. La dictadura de Jorge Rafael Videla prohibió la matemática moderna y la teoría de conjuntos porque la suponía subversiva. En algún sentido tenían razón, dado que todo pensamiento científico que supera al anterior representa una evolución, al tiempo que un cambio de bases implica “subversión”. Otro ejemplo es Domingo Cavallo, que en los años 1990 produce un ajuste salvaje sobre el Conicet. El nuevo éxodo de personal altamente calificado es un golpe durísimo para nuestro desarrollo científico tecnológico, y en ese contexto el personal trabajador que había quedado pidió aumento de salarios: el ministro de Economía inspirador de Milei mandó a los científicos “a lavar los platos”. Como se ve, habría que hacer un seminario histórico para responder: ¿Cuándo se jodió el sistema educativo argentino? Pero está claro que en esa maldita tradición se inserta el nuevo gobierno.

Corría 1994, cuando el entonces ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo mandó a la Dra. Susana Torrado, investigadora del CONICET, “a lavar los platos”.

Javier Milei está desfinanciando el sistema educativo, buscando su debilitamiento y su destrucción. En su proyecto neocolonial la Argentina es para pocos. Treinta y cinco millones de argentinos sobran. Son lastre, carga inútil, escoria. Piensa que no vale la pena gastar en su educación. 

El saqueo de bienes naturales y territorio que pretenden ejecutar sobre el país, no necesita más de 12 millones de personas. Con ese número tienen en exceso. Invertir en educación solo se justifica para esa minoría. Y, en general, esa minoría puede pagar la educación a sus hijos. Por otro lado, los grandes capitalistas usan los desarrollos científicos y tecnológicos elaborados en el extranjero, pagan y listo. ¿Para qué mantener el Conicet, por ejemplo?

El sistema educativo

Del libro de Aníbal Ponce <<Educación y lucha de clases>> recorto unos párrafos. Dice Ponce que en el libro de Lewis Morgan, <<La Sociedad Primitiva>> queda demostrada “la existencia de un comunismo de tribu como origen prehistórico de todos los pueblos conocidos”. Respecto de lo educativo sostiene: “(…) la educación no estaba confiada a nadie en especial, sino a la vigilancia difusa del ambiente. Gracias a una insensible y espontánea asimilación del contorno, el niño se iba conformando poco a poco dentro de los moldes reverenciados por el grupo. La diaria convivencia con el adulto lo introducía en las creencias y en las prácticas que su medio social tenía por mejores…el niño adquiría su primera educación sin que nadie lo dirigiera expresamente”. 

Esa educación primitiva, espontánea, difusa en el marco de un ambiente tribal, fue evolucionando y definitivamente superada con la conformación de un sistema específico de educación. Entonces se perfeccionó la transmisión de conocimientos.  Y su multiplicación fue la consecuencia. Toda la sociedad se enriqueció.  El cambio fue cuantitativo y cualitativo. Su valoración social también fue creciente hasta el día de hoy. Pienso que su importancia llega a tal punto que: si uno quisiera saber cuál será el futuro de una sociedad, antes que mirar el presente en términos generales, podría concentrarse en observar su sistema educativo. Por eso la defensa debe ser de todo el sistema; desde el preescolar, la primaria, la secundaria, etc. y las universidades. Ahí nos jugamos el destino de la Patria. 

Su importancia

Si echáramos un vistazo a lo largo de la historia, podríamos comprobar que la universalidad de la educación y su jerarquización a través de un sistema especializado tienen poco tiempo, tan poco como que la ley 1420 del año 1884 puso a la Argentina entre los países más avanzados en términos de alfabetización de su población. (Es cierto que Alejandro Magno -2300 años atrás- fue educado por Aristóteles. Además, las clases pudientes o dominantes a lo largo de la historia hicieron hincapié en la educación de sus descendientes. Era una cuestión de poder, el conocimiento es poder. La propia información pudo tener una gran aceleración a partir de la difusión del libro, fruto de la creación de la imprenta por Johannes Gutenberg en el año 1440) pero la masificación (de millones de niños, adolescentes y jóvenes llenando las aulas de la escuela primaria, la secundaria y la universidad) es un proceso relativamente reciente. 

La Escuela Normal de Paraná fue la primera en su tipo y fue fundada en 1870 por Domingo Faustino Sarmiento, sirviendo además de modelo para la creación de las futuras escuelas normales.

Ya avanzado el siglo XXI, en la era del conocimiento, la informática, la inteligencia artificial, la micro ingeniería electrónica, la robótica, la nanotecnología,  la genética, las impresoras 3D, el internet de las cosas, las comunicaciones 5G, los satélites, la carrera espacial, armamentista, etc. y sus correspondientes desafíos éticos, pienso que un Proyecto Nacional debe tener su “eje neurálgico” en el sistema educativo. Esto abarca la instrucción tanto como la educación. La instrucción “técnica” (fundada en los avances científicos, tecnológicos y productivos) y la educación desde el compromiso con los mejores valores de la humanidad (fraternidad, amistad, igualdad, libertad). Insisto en esta relación: cada factor u organización de la vida en sociedad, debe estar vinculado sinérgicamente al sistema educativo. El vector directriz de toda la sociedad debe ser el sistema educativo. Buscando la sabiduría colectiva para el bienestar general, en oposición a la ignorancia que nos hunde irremediablemente.

La misión

En la práctica: ¿Cuál sería la misión? Despertar el genio, ampliar la cultura, incentivar la creatividad en cada niño, adolescente, joven o adulto. 

Los genios cumplen. Si tuviéramos que hacer una descripción lineal podríamos decir: el sistema educativo enseña y promueve el amor por el conocimiento, en ese proceso (teórico-práctico de entendimiento de la realidad) al individuo (o al equipo) se le enciende la chispa de la imaginación, de esta chispa brotan las invenciones y las innovaciones (genialidades), seguidamente surgen las solicitudes de propiedad intelectual (o sea las patentes) y finalmente su difusión al terreno de la producción, la comercialización y el consumo. De ahí la velocidad con que una sociedad avanza hacia el futuro, multiplicando el rol protagónico de cada individuo y la competitividad de la Nación. 

El 8 de julio de 1884 se promulgó la Ley 1420 que establece la educación primaria común, gratuita y obligatoria. 

Las patentes

Conviene anotar algunos números para que, cuando hablamos de los “genios” no nos lleve a pensar que estamos planteando cuestiones abstractas. Por ejemplo, durante 2022 se solicitaron 3.400.000 patentes en todo el mundo. En China  1.542.000, en EE UU 597.000, en Japón 313.000, en Corea del Sur 210.000, en la oficina de patentes de Europa 174.000, en Alemania 68.000, en India 50.000, en Rusia 38.000, en Canadá 36.000, en Australia 30.000, en Brasil 25.000, en el Reino Unido 21.000, en México 17.000, en Francia 16.000, en Hong Kong 16.000… y ¿en Argentina? En 2022 tuvimos 3.500 solicitudes. Deberíamos multiplicar ese número por 10. 

Investigación y desarrollo

Miremos la inversión en investigación y desarrollo (I+D) de algunos países (en miles de millones de dólares): EEUU 473, China 409, Japón 180, Alemania 110, Corea del Sur 91, India 66, Francia 60, Rusia 45, Brasil 35… ¿Argentina? 5… Nuevamente, deberíamos dar un salto en I+D, al tiempo que promover una “comunidad educativa, científica y tecnológica latinoamericana”, con la intención de elevar las capacidades de nuestra región y hacerla comparable a los polos de mayor desarrollo del mundo.

Tenemos mucho trabajo por delante para estimular el estudio, la investigación y la innovación. Cabe aclarar que resulta inteligente y conveniente darnos pautas nacionales (originales) para jugar el juego que más conviene, sobre todo en términos de mercado interno y externo. Lo demás es atraso, dependencia y pobreza. 

Tengamos en cuenta que una sociedad divorciada de  su sistema educativo, científico y tecnológico, es una sociedad que renuncia al porvenir. Por eso los tiempos por venir parecen de lo más interesante, si entre las prioridades asumimos el perfeccionamiento permanente del sistema de difusión y creación de conocimientos. 

Un párrafo para los ingenieros

Hace pocos días el periodista Fernando del Corro escribió una excelente nota sobre el pionero del “made in Argentina”, el ingeniero Horacio Anasagasti. ¡Qué poco conocido! Dice del Corro: “Tal vez el más grande pionero de la industria nacional, aquel cuya fábrica de automóviles generó adelantos técnicos que hoy son universales, y algunos de cuyos vehículos ganaron carreras en Europa, la primera de ellas en julio de 1912, hace más de un siglo, entre París y Madrid, a lo largo de 1.515 kilómetros, en un automóvil conducido por él.” ¿Cómo puede ser que recordemos el nombre de 50 jugadores de futbol y no podamos recordar el nombre de 5 grandes ingenieros? Ingeniería industrial, mecánica, robótica, aeronáutica, naval, ferroviaria, civil, nuclear, electromecánica, electrónica, materiales, etc.

El ingeniero Horacio Anasagasti, creó el primer automóvil argentino, y entre 1910 y 1915 produjo cincuenta unidades con un proceso similar al implementado por Henry Ford.

El genio de la ingeniería nos deslumbra en sus realizaciones cuando vemos un puente, un túnel, el tendido de una red ferroviaria, de una red eléctrica, la construcción de un barco, un avión, un automóvil, la creación de una industria, etc. ¿Cómo puede ser que sólo se reciban 9.200 ingenieros por año en Argentina, mientras que en China lo hacen 2.000.000? Tienen 30 veces nuestra población, pero egresan más de 200 ingenieros por cada uno que lo hace en nuestro país.

El ingenio es la capacidad de inventar cosas para encontrar nuevas soluciones a los problemas. El ingeniero recurre al conocimiento científico, la tecnología, las modernas herramientas, las máquinas, organiza el trabajo, divide las funciones, etc. y combina los factores para dar origen a aquello que la sociedad necesita. Necesitamos de todas las profesiones y de todas las facultades. Docencia, medicina, geología, filosofía,  contaduria, arquitectura, bellas artes, etc. Pero, en particular, para la transformación profunda de la Argentina necesitamos más ingenieros. Debemos exaltar el amor por la ingeniería si queremos salir del atraso, la dependencia y la miseria. 

Frente al embajador de las sombras, la comunidad y la sociedad deben movilizarse para volver a encender el sistema. A estos economistas brutos hay que explicarles que la educación no es un gasto, es una inversión. La más lucrativa en todos los órdenes de la vida.

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