Las Privatizaciones y el riesgo de desguace de nuestra Patria

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Es el saqueo a la Argentina, así de sencillo (37)

No Privatizar Nada

Por Mario Mazzitelli para Argentina en Red

Jibarizar el Estado para tupacamarizar el territorio, ese es el plan del enemigo. Dividirnos hasta donde puedan. Despojarnos de los bienes naturales. Empobrecernos para derrotarnos  (ver por caso a Federico Sturzenegger en Harvard, EEUU, diciendo: “Hay que empobrecer a los grupos de interés -el pueblo argentino- para ganarles la pelea”). Lo que se deja vislumbrar es la idea de transformarnos en territorio de sacrificio para el extractivismo y desechar como  escoria a la población inútil a su proyecto. Tributar al centro del sistema desde una periferia subalterna. Hacernos pagar -ad infinitum- una deuda artificial, ilegítima y fraudulenta, fabricada para el saqueo material y la subordinación política. Inducirnos a una guerra para infligirnos una derrota aleccionadora, con la Otan no se jode. Amamantar al interior de nuestra sociedad a una elite colonizada política, cultural, ideológica y económicamente. Alinearnos automáticamente en relaciones carnales desgarradoras. Subordinar los instrumentos de la defensa para que apunten sus armas contra el pueblo y volviéndolos inofensivos frente a la potencia invasora, que disputa el dominio sobre una gran parte de nuestro territorio. Desalentar al pueblo para que cunda la resignación. Hundirnos en la derrota. Lograr que una parte de la dirigencia popular diga que son irreversibles algunas medidas, como la dolarización, o las privatizaciones.

Manifestación”, de Antonio Berni, 1934, Argentina

Al enemigo le debemos hacer saber que: “no somos empanadas que se comen sin más que abrir la boca”, parafraseando a San Martín. y sino, “andaremos en pelotas como nuestros paisanos, los indios” o “seamos libres y lo demás no importa nada”, porque la verdadera libertad es la del alma, como bien nos propone San Martín. La libertad del alma es la que nos hace materialmente libres. Con ese espíritu, la extorsión del imperio para señalarnos las privaciones que vamos a pasar si no nos subordinamos, se vuelven vanas, huecas, insustanciales. El pueblo como un cuerpo, solo obtiene la libertad en la medida en que cada uno es libre en el marco de la libertad colectiva. Y el instrumento de esa libertad colectiva es el aparato político, jurídico y económico creado a tal fin: el Estado Nación, fundado para el ejercicio colectivo e individual de la libertad. Sin Estado ningún pueblo puede ser libre. 

Por eso el Estado (sobre todo en un país de la periferia del capitalismo global) debe intervenir de manera inteligente en el desarrollo económico de la Nación. Puede crear empresas de la nada, contando con las capacidades laborales, los recursos naturales y la voluntad soberana para hacerlo. Por eso hicimos YPF, Aerolíneas Argentinas, Tandanor, Banco Nación, etc. como en su momento Somisa, Entel, Astilleros Río Santiago, Trenes Argentinos, Hidronor, Nucleoeléctrica Argentina S.A. Fabricaciones Militares, etc. Estas decisiones estratégicas, de buenos gobiernos argentinos, fueron bombardeadas sistemáticamente, siempre, en forma abierta o encubierta, con campañas de desprestigio, colonizando sus directorios con gerentes de empresas privadas que van a sabotear a la empresa pública. Para muestra un botón: Juan José Aranguren, hombre de la Shell, ex ministro de Energía de Macri, es procesado por negociaciones incompatibles con la función pública, al favorecer – desde el Estado – a sus anteriores empleadores. (Como este, hay cientos de ejemplos). También endeudando a las empresas, haciéndolas ineficientes, deficitarias, brindando un servicio deficiente, administrándolas sin una estrategia clara, explícita y democráticamente consensuada. Hoy vienen por el saqueo de este patrimonio común de todos los argentinos. No hay que dejar que se privatice nada.

“Hoy vienen por el saqueo de este patrimonio común de todos los argentinos. No hay que dejar que se privatice nada”.

Créditos: infovallefertil.com

Privatizar es aumentar el precio de los bienes y servicios

Es simple entenderlo. Una empresa bien administrada brinda los mejores bienes y/o servicios al menor costo. Para esto, la gerencia debe lograr la mejor organización de su personal, el uso eficaz de sus herramientas e infraestructura, el más alto grado de capacitación y disciplina, el protagonismo para inducir cambios favorables al funcionamiento, el compromiso con la empresa y los clientes, la propia participación de los clientes a la hora de proponer buenas ideas, buen trato con los proveedores, plan de inversiones, control y mejoramiento de los procesos, auditorías, evaluaciones y comparaciones permanentes, cuidado del ambiente, compromiso con la sociedad y el Estado al que pertenece y constituye. 

Todo esto va a tener un costo que, desde mi punto de vista, debe ser cubierto por los usuarios (o sea, los consumidores que van a tener preferencia por una empresa que les pertenece, además del orgullo, como el que supimos tener con algunas de las empresas nombradas). La privatización implica sumar al costo la ganancia de los nuevos dueños. Es decir: un aumento de los precios de los bienes y/o servicios, sin ninguna ventaja real. Por algo se desarrollan las empresas públicas. 

Stock y flujo

Cada empresa representa un stock de capital acumulado por la sociedad (las inversiones desde el Estado) y los trabajadores (ganancias reinvertidas) Transferir este stock de capital es un mal negocio para el pueblo. 

En primer lugar porque significa una transferencia de riqueza del pueblo a los grupos económicos concentrados (nativos o extranjeros). Siempre se paga menos que el valor de mercado y se lo hace pasar como si nos hicieran un favor; nos toman el pelo los que se quedan con nuestro patrimonio a precio de ganga. 

En segundo lugar, porque es una pérdida de poder del Estado y del pueblo, para otorgarlo a compañías privadas que, cuando no tienen un objetivo geopolítico en favor de sus Estados Nación, solo miran como optimizar sus ganancias, sin compromiso con el destino colectivo de los argentinos. 

En tercer lugar, porque a partir del momento en que empiezan a facturar, se produce un flujo permanente de recursos destinados a estas empresas, cuyo destino nada tendrá que ver con el desarrollo nacional, sino con las ganancias de sus accionistas. 

En definitiva, un negocio pésimo para las grandes mayorías y excelente para unos pocos.  En cambio, si alguien quiere realizar una nueva inversión de riesgo para competir con una empresa estatal, bienvenido. Obligará al gerenciamiento estatal a no dormirse sobre los laureles y mantenerse todo lo cerca que pueda de la punta tecnológica y organizativa, brindando mejores productos a la sociedad. 

Los Gobiernos del pueblo No privatizan

Si la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, el gobierno no lo despoja de sus empresas para favorecer a pequeños grupos capitalistas. Podríamos decir: ningún gobierno enteramente democrático privatiza. Si privatiza es un gobierno plutocrático, aristocrático, oligárquico o anarco-capitalista. El haber logrado el voto con ardides de campaña no habilita para la enajenación del patrimonio de todos. 

Por estas razones, el bloque nacional  de poder no debe dejar que se privatice nada. Y frente al peligro del despojo, lejos de llorar por lo irreversible del asunto, debe alertar a los inversores que esas privatizaciones serán revertidas, apenas cambie el color político de la administración pública nacional. 

Veamos un ejemplo

ARSAT es una empresa de telecomunicaciones del Estado Argentino que brinda servicios de transmisión de datos, telefonía y televisión por medio de infraestructura terrestre, aérea y espacial. INVAP es otra empresa del Estado que unió la investigación científica con la industria.  Esta logró ubicarse en los primeros lugares en el mundo en tecnología nuclear, defensa, aeroespacial, seguridad, ambiente y medicina. 

INVAP construyó el satélite ARSAT-1 de comunicaciones geoestacionario que brinda servicios de telecomunicaciones, transmisión de datos, acceso a Internet, telefonía IP y televisión digital, para Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y parte de Bolivia. Con el ARSAT-1 la Argentina se convirtió en una de las ocho naciones del mundo en capacidad de desarrollar y producir sus propios satélites geoestacionarios.

Parece que Elon Musk y Carlos Slim tienen interés en su compra. Un gobierno obnubilado por el deseo de dolarizar (otra medida contraria al desarrollo nacional, pero reversible como veremos en otra nota) quiere liquidar las empresas por unos cientos de millones de dólares. 

Como dijimos arriba, esta es una transferencia permanente del stock de capital nacional a dichos actores, más el flujo por el pago continuo de sus servicios. Pero hay más.  Estas empresas son una muestra de las capacidades que tenemos los argentinos en estas materias, de manera que sirven de ejemplo y estímulo para millones de jóvenes que pueden observar que en la disputa por la punta tecnológica, el desarrollo científico, la producción y la innovación sistemática, ellos son testigos del presente y pueden ser los protagonistas en el futuro. De manera que defenderla para el desarrollo nacional es importante desde la educación, las  finanzas… y el futuro. 

Alguien puede decir: “si son privadas serán más eficientes”; éste es un latiguillo de los saqueadores. Veamos: ¿Qué harían Elon Musk o Carlos Slim en caso de comprar la empresa? Pondrían a cargo una gerencia de su confianza para que acoplen ARSAT e INVAP a su estrategia global de negocios. Pero: ¿qué tenemos que ver nosotros con la estrategia global de negocios de estos empresarios extranjeros? Además, si ellos pueden poner una gerencia eficiente para sus objetivos: ¿qué le impediría al Estado argentino conseguir un gerenciamiento altamente calificado que disponga la orientación de las empresas en función de los objetivos nacionales? ¿Qué nos llevaría a pensar que gerentes elegidos por empresarios (motivados únicamente por el afán de dinero) serían más eficientes que otros elegidos por el Estado nacional (que además del dinero estén motivados por un impulso patriótico y vocación de servicio)?

Otro ejemplo: AYSA

En la segunda mitad del siglo XIX, Buenos Aires sufrió la epidemia del cólera y de la fiebre amarilla. Hizo estragos en los barrios humildes, entre otras cosas  por la falta de higiene. En 1892 se constituyó la Comisión de Obras de Salubridad. En 1909 se elaboró el primer plan nacional de saneamiento. En 1912 se fundó Obras Sanitarias de la Nación. Su historia, como la de tantas otras empresas nacionales, debería sumarse a la currícula educativa. En el proceso de jibarización (desguace del Estado) en 1993 se privatizó a favor del grupo Suez de Francia. No funcionó bien. En 2006 se creó AySA (Agua y Saneamientos Argentinos) que brinda el servicio de agua corriente y cloacas, en CABA y la mayoría de los municipios del conurbano. 

La última boleta que pagué fue de $ 7.902.51. Agua abundante, de buena calidad y cloacas. La boleta del servicio de internet, TV, y otros, más que triplica ese monto. Algo no anda bien. 

La empresa tiene balances deficitarios ¿Eso justificaría su privatización? No. En absoluto. Como quedó dicho más arriba, los privados solo subirían la tarifa para pasarla a modo superavitario. Al ser una prestación monopólica puede manejar los precios a su antojo. El tema es el criterio político. Si un gobierno otorga un Ingreso Básico Universal como corresponde, luego no tiene que subsidiar ni el agua, ni la luz, ni el gas. La empresa puede regirse con criterios de alta eficiencia, con sus planes de inversión a full,  sin que a nadie le falte el agua ni las cloacas. 

Créditos: behance.net/gallery – Autor Fernando Vicente, Madrid, Spain, Acrílico

Las Empresas del Estado y el déficit fiscal

Las empresas del Estado pueden ayudar a sostener el erario público. Si las empresas fueran altamente superavitarias (con ganancias cuya inversión sobreabundante no se justifica) bien pueden aportar sus ganancias al tesoro nacional, para aliviar las cargas tributarias. 

Estas empresas pueden resultar claves a la hora de recuperar rentas extraordinarias, producto de posiciones dominantes, servicios monopólicos, bienes naturales escasos (energía, minería, pesca, etc.). De esa manera, el pueblo recupera lo que le pertenece para destinarlo a otros objetivos: salud, educación, seguridad, infraestructura, etc. y no ganancia privada de accionistas que – en algunos casos – ni viven en el país. Impidiendo, por ejemplo, que agua argentina, movida con en energía argentina, por trabajadores argentinos, sobre instalaciones argentinas, etc. pagadas en moneda argentina; deban cambiarse a dólares para que se vayan al exterior, a llenar otros bolsillos y engordar otras economías.

¿Cuál es el negocio? ¿En serio quienes nos gobiernan son economistas? ¿O apenas son agentes del capitalismo internacional? 

Otro Ejemplo

El Dr. Alberto M. Schprejer, ex vicepresidente de TANDANOR, escribió una nota magnífica refutando los argumentos de los saqueadores. Los próximos son párrafos de su escrito: 

El argumento del déficit fiscal, “no abarca a TANDANOR, dado que los balances contables de los años 2020/2021/2022 y 2023, auditados por la AGN (Auditoría General de la Nación), fueron positivos. La empresa es superavitaria y no recibe subsidios del Estado, se autofinancia, los salarios de los trabajadores se pagan con el resultado de la producción. Con 144 años de existencia, TANDANOR es una empresa estratégica en el marco de la industria para la defensa. Es líder de la industria naval y defensora, junto a otros actores, de nuestra soberanía nacional. TANDANOR no debe ser privatizada porque cuenta con una infraestructura única en Latinoamérica. En sus 34 hectáreas se encuentra instalado un ascensor de buques (SYNCROLIFT) con una capacidad de elevación de hasta 15.000 toneladas, posee una capacidad de transferencia de 11.700 toneladas, 4 gradas de trabajo y 1.400 metros de muelles. Además, la Armada Argentina le cedió el uso de las instalaciones del Astillero Almirante Storni, las que, junto con su capacidad productiva, son similares a las de los astilleros más modernos del mundo, todos estatales. ¿Por qué son todos estatales? Porque los Estados Nacionales se reservan el poder de defender su soberanía y de construir las herramientas para el logro de ese objetivo. Durante los años 2022/2023, junto al Ministerio de Defensa de la Nación y a las empresas Thyssen Group (Alemania) y Naval Group (Francia), se trabajó intensamente en la reformulación y puesta en valor del proyecto de construcción de tres submarinos, para que Argentina vuelva a contar con una fuerza que le permita ejercer su poder disuasivo frente a potenciales agresores estatales extranjeros. Ambas empresas destacaron las capacidades edilicias, humanas y de infraestructura de TANDANOR para la ejecución de este proyecto.”

Y voy al cierre de la nota: “Dada la cercanía con el proyecto que desarrollará IRSA, del empresario Eduardo Elsztain, en la vieja ciudad deportiva de Boca Juniors, parece factible su interés en los terrenos del astillero.” 

Así es, como repetía nuestro querido amigo Pino Solanas: “negocios privados con bienes públicos”. 

Astillero Tandanor, Buenos Aires, Argentina

Finalmente

Cuenta Homero en la Odisea que durante la guerra de Troya, los griegos (impotentes para vencer a los troyanos, dada la fortaleza de los muros que protegían a la ciudad y la voluntad inquebrantable en resistir la invasión) idearon un caballo de madera que regalaron como prenda de amistad a sus enemigos. Estos, con gran ingenuidad, lo aceptaron. Lo ingresaron ellos mismos a través de sus muros, sin advertir que en el interior del animal estaban escondidos los atacantes griegos. Durante la noche, cuando las defensas estuvieron bajas, los soldados salieron del Caballo de Troya, ocasionándoles a los valientes troyanos una derrota definitiva. La enseñanza de aquella historia, no es en torno al tipo de animal. Puede ser gato, pato o león. Lo importante es entender que no se puede confiar en los enemigos y tampoco bajar las defensas en ningún momento. Si XXXII siglos después no lo hemos aprendido, estamos en problema. 

Ni jibarización, ni tupacamarización, ni privatización. La soberanía nacional no se negocia. 

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