Los que Saben
Conceptos sobre debate constitucional – Julio 2025. Número 3.
De Jorge Francisco Cholvis en Argentina en Red
Ciclo de textos de carácter semanal para iniciar y profundizar el debate constitucional y político
1. En esta etapa del proceso electoral que transcurre en nuestro país -tanto a nivel provincial como nacional-, hemos de desarrollar estos breves conceptos a fin de aportar a que durante el mismo se profundice el debate que desde el campo nacional y popular entendemos necesario realizar, a fin de alcanzar los resultados necesarios para concluir con la problemática que afecta a nuestro pueblo. Por ello los ponemos a consideración.
Comenzaré con estas palabras preambulares, pues entiendo indispensable expresar que el debate sobre la democracia en las condiciones actuales es una controversia acerca de la legitimidad política y, por consiguiente, comprende a las formas políticas e institucionales sin las cuales no se puede hablar de legitimidad. Pero también observamos que se genera una polémica respecto de la eficacia de la democracia. Los dilemas de la legitimidad política, como se refieren al rumbo, al sentido que la sociedad habrá de tomar, propician el debate sobre los grandes temas del desarrollo político y económico, y la cuestión de la legitimidad política lleva así directamente al tema institucional y al diseño del que sea mejor para lograr el desarrollo social.
La democracia debe conjugarse con el desarrollo de todas las potencialidades de un país, y ello precisa el apoyo del vasto sector popular, para que la injusticia y la discriminación expresadas por la marginalidad y la pobreza de la sociedad desaparezcan como afrentas incompatibles con los principios que unen al hombre en comunidad. En dicha política, la misión del Estado debe ser la de constituirse en palanca transformadora del cambio y del desarrollo integral de la Nación, y ello ocurre cuando el poder político está al servicio de la comunidad, pues el Estado no tiene virtudes intrínsecas que lo hagan apto y eficaz en cualquier circunstancia. Esa potestad del Estado deberá ser ejercida en el marco de un proyecto nacional y acorde a los intereses del país y los derechos de su pueblo. En consecuencia, más aún en nuestro tiempo es menester lograr la plenitud de poder nacional, como fundamento de una política de desarrollo económico que logre un crecimiento equilibrado de los diferentes sectores productivos del país y con el máximo aprovechamiento y capitalización de los propios recursos naturales. Es imprescindible lograr una auténtica coincidencia de ideas y realizaciones para emerger como nación plena.

2. Sostenemos que un país que aspira a desarrollarse integralmente no puede dejar en manos ajenas el manejo de esenciales engranajes de su mecanismo productivo, si es que no quiere que su economía sea un acoplado de la economía extraña que le manipula esas piezas esenciales. Esta situación que padecen pueblos subdesarrollados tiene su causa en factores estructurales, por lo cual urge erradicar las causas que frenan el progreso económico y el bienestar de las naciones. Para lo cual, cabe remarcar que a fin de concretar ello es imprescindible construir el motor del proceso social que lo lleve a cabo, coadyuvar al logro de la alternativa efectiva de poder político nacional que permita terminar con las políticas económicas que se ejecutaron y apartar definitivamente a todos los sujetos que las facilitaron.
Concluir con la dependencia “neocolonial”. Así se podrá defender la riqueza nacional e impedir su fuga, erradicar el endeudamiento exterior y la “deuda odiosa” e ilegítima, aumentar la capacidad de ahorro nacional, recuperar e intensificar la explotación de los recursos naturales, apoyar el acceso a la tierra a quienes desean trabajar en el campo, expandir el mercado interno, impulsar el proceso de industrialización, posibilitar a los sectores trabajadores una mayor participación en la renta nacional, y en fin, poner en vigor leyes y servicios sociales indispensables.
Hay que recuperar para los argentinos el control de los sectores básicos de la economía, completar la integración del sistema productivo y redistribuir con justicia los ingresos que han venido concentrándose en manos de las minorías. Estos objetivos se vuelven irrenunciables. Y para lograrlo es preciso la unidad nacional y popular.
3. La difícil e indispensable tarea es delinear y alcanzar el espacio donde se puedan superar epidérmicas y circunstanciales diferencias y contribuir así al examen y debate de los más serios problemas nacionales, acorde a las aspiraciones y necesidades actuales de nuestro pueblo. En la senda hacia ese alto objetivo, el accionar de los sectores mayoritarios que lo impulsen otorgará legitimidad y la fuerza requerida para efectivizar las decisiones necesarias a fin de alcanzar el desarrollo socioeconómico, que permita obtener los bienes materiales y culturales que el hombre contemporá-neo desea y merece.
Por eso en esta etapa que transita la Argentina adquiere vital relevancia la participación popular protagónica en todos los órdenes, y es necesaria la presencia de hombres y mujeres identificados con el pensamiento nacional y popular. Ello es indispensable para salir definitivamente de la profunda crisis a que nos condujo el neoliberalismo “salvaje” y “corrupto”, que se aplicó en el país. Sabemos cómo penetró y se impuso tal ideología en los sectores dirigentes. Ese resultado se produjo al amparo de las políticas económicas que se aplicaron en la Argentina, con el diseño y bajo la supervisión de los organismos financieros internacionales y con el auspicio y apoyo de países de alto desarrollo, como también de los enormes conglomerados del capital financiero internacional y la connivencia de grandes grupos económico-financieros nacionales (“la patria financiera”).

Y así el país funcionó de manera prácticamente continua bajo las directivas y el estrecho seguimiento de un programa respaldado por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales. Y desde el Poder Ejecutivo Nacional y quienes lo acompañan pretenden que tal política continúe en perjuicio del país y el pueblo. Contra ello unidad y lucha.
4. Quizás la mayor de las dificultades a vencer, casi insalvable hasta el presente, es el enfrentamiento de los proyectos del campo popular, divorciados entre sí a partir de los dogmatismos de aquellos que porfían imponer ideas abstractas o alejadas de los problemas de nuestra realidad. Es imprescindible erradicar falsas antinomias o sectarismos estériles, y evitar otro desencuentro en las filas del pueblo, que es lo peor que le puede ocurrir a la Nación. Como señalaba Raúl Scalabrini Ortiz: “la disgregación del cuerpo nacional en pequeñas partículas y en pequeñas banderías, ha sido y es un propósito constantemente perseguido por los que aprovechan de esa desunión: los capitalistas extranjeros que expolian la tierra argentina y la oligarquía argentina al servicio de ese capitalismo” (“Política Británica en el Río de la Plata”, Editorial Reconquista, Buenos Aires,1940, pág., 185).
Hoy, la Argentina afronta el desafío de reafirmar su personalidad y autonomía. Para ello es que debemos acentuar el debate y la participación, y sin sectarismos avanzar en todas las formas de intercambio de ideas, en el plano de la política y la cultura. Las diversas campañas que para torcer esos objetivos se ejecutan desde los grupos económico-financieros, promocionadas por los grandes medios de comunicación, son actitudes recientes de la vieja táctica de los sectores dominantes, que la oligarquía nativa usó y siguen usando en forma solapada. Cuando saben que peligran sus intereses,
intentan o pretenden confundir para que no hagan mella a su poder real. Su trama tiene estos tiempos: primero disuaden con la astucia y luego someten por la violencia represiva, institucionalizada o no. El golpe de Estado y el terrorismo fue su último recurso. Es imprescindible recordarlo y confrontar políticas. Hacer llegar al pueblo las razones para impedirlo, es el arma más potente que existe para vencer esa trama perversa y enfrentar a los sectores que se oponen al cambio social en la Argentina.
5. Debemos remarcar entonces, que actualmente un restaurado proyecto conservador neoliberal se está ejecutando en la Argentina, con un gobierno de ricos para ricos; al servicio de multinacionales, la oligarquía diversificada y el sistema financiero. Con proscripciones políticas, manipulación de ideas desde los hegemónicos medios de comunicación (lawfare y fakenews), prevalencia en los centros “académicos” de la concepción del neoliberalismo como vía de desarrollo, y la claudicación de sectores de la dirigencia política y sindical que -ya sea por ignorancia o concupiscencia- dejaron a nuestro país y a su pueblo en esta aguda situación y crisis social. Por tanto, es indispensable confrontar. Tiene que consolidarse una nueva etapa en la vida de la Nación. Es necesario impulsar y apoyar una política consustanciada con los ineludibles intereses patrios y con una democracia plena de justicia social que posibilite concretar el nuevo Proyecto Nacional para el país de los argentinos. Más, para lograrlo y también para que ninguna manipulación política pueda interferir en dicha senda, es prioritario concretar la vigorosa alternativa de poder político nacional que es necesaria para dar impulso sostenido a una definida modificación de las estructuras reales de poder que soporta el país.
Es preciso efectivizar una democracia con poder.
No podemos dejar de remarcar en este tiempo electoral que -como venimos sosteniendo hace tiempo- los objetivos, estrategias, planes y proyectos más adecuados a cada situación, lugar y circunstancias, sólo pueden ser bien elaborados por personas consustanciadas con un claro sentido nacional y compromiso de servicio en función de los intereses del país y de su comunidad. Pero, para su debida ejecución no alcanza con la inteligencia, compromisos y conocimientos de quienes los preparen, porque es indispensable también que el mismo pueblo reconozca la importancia de esa acción, valorice sus propuestas y se integre en los distintos roles que requiere la construcción mancomuna de una nueva realidad política, económica y social que comprenda a todos los sectores populares.
Ello será el imprescindible logro en nuestro tiempo. En esta confrontación electoral profundicemos el debate y potenciemos la unidad y lucha, por la Justicia y los Derechos de nuestro Pueblo.

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