Tinta, Hierro y Calle

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El Gesto estético y la Creación artística: Sobre el Fileteado Porteño

Este artículo, escrito por la profesora y artista Lucía Cristiani, busca dar un contexto y una línea temporal en torno del fileteado porteño. En primera instancia, subraya que “el fileteado porteño no es sólo un adorno de índole popular: es identidad, memoria y resistencia popular en colores vivos. Nacido en los márgenes citadinos y forjado por manos trabajadoras, el fileteado transformó vehículos en portadores de sabiduría callejera“. Y que “fue declarado el 1 de diciembre de 2015 Patrimonio Cultural por el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, reunido en Windhoek, Namibia“. 

A lo que nosotros agregamos que “la sutileza y expresión en cada uno de sus trazos está recreando la historia colectiva de Buenos Aires. Por eso, el fileteado porteño se instituye como arte que se expresa en movimiento, es el símbolo de lucha del artista en un contexto habitual de pensamiento y acción y epítome de la creatividad, que es la voz, que habla por una cultura entera“.

Por Lucía Cristiani1 para Argentina en Red

El Fileteado Porteño es Patrimonio Cultural Inmaterial de Buenos Aires

El fileteado porteño, con su trazo ornamental vibrante y simbólico, constituye mucho más que un arte decorativo: es la expresión sensible de una identidad urbana nacida en los márgenes y consolidada como parte esencial del patrimonio cultural de Buenos Aires. Las coordenadas históricas, sociales y simbólicas que han llevado a esta práctica estética a ser reconocida oficialmente como Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, tuvieron lugar en abril de 2005, mediante la Ley Nº 1.229, impulsada por el ya fallecido diputado Norberto La Porta.

Por Lucía Cristiani, diciembre de 2023

Desde su origen, datado a fines del siglo XIX, en los talleres de carrocerías de la avenida Paseo Colón, el filete fue obra de inmigrantes italianos que, con gran destreza y una profunda sensibilidad visual, comenzaron a embellecer los carros de tracción a sangre que recorrían la ciudad. Con el tiempo, esta estética —mezcla de ornamentación simétrica, uso de tipografía singular y frases populares— se trasladó a camiones, colectivos, carteles y fachadas, convirtiéndose en un lenguaje visual icónico de la cultura porteña.

La Arq. Silvia Fajre, exMinistra de Cultura GCBA (2006), en el libro Filete Porteño, de Alfredo Genovese2, destaca la dimensión simbólica de este arte popular, al subrayar cómo los trabajadores que encargaban los filetes —desde carreros hasta choferes de colectivo— también eran co-creadores del mensaje que estos vehículos transmitían. Así, el filete, además de ser un arte cinético (en movimiento) y efímero (sujeto al paso del tiempo y del uso), es también un arte profundamente democrático y representativo: lleva la voz de quienes nunca tuvieron museos ni vitrinas, pero sí calles y avenidas como escenarios vivos de su creatividad.

L.C., septiembre de 2024

En sintonía, la Lic. Leticia Maronese, que encabezó la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires (en igual periodo), ha inscripto al fileteado porteño en las categorías de patrimonio cultural inmaterial establecidas por la UNESCO. A través de su aval, sostuvo que “el fileteado cumple con todos los criterios para ser considerado parte del legado simbólico de una comunidad, ya que se transmite intergeneracionalmente, posee significados reconocidos socialmente, está en constante evolución, y comunica un conjunto de valores profundamente arraigados en la memoria colectiva. Puede ser clasificado como técnica artesanal tradicional, como arte de interpretación, o incluso como uso social y festivo. Esta pluralidad de categorías muestra la riqueza conceptual que el fileteado implica. Lejos de ser una simple ornamentación visual, constituye un reservorio de saberes, prácticas y sensibilidades acumuladas por generaciones“.

La complejidad del fileteado no radica sólo en su estética, sino en su función social. Ha sido vehículo de mensajes, de símbolos, de ironías y de filosofías de vida. En ese sentido, se comporta como un espejo de la ciudad: desde sus frases mordaces o sabias hasta las imágenes del tango, de santos, de ídolos populares y de próceres resignificados. El fileteado es narración y es gesto, es herencia pero también presente. Es testimonio de cómo el arte popular puede condensar las tensiones, sueños y valores de una sociedad que, como Buenos Aires, ha sido moldeada por la mezcla, la migración, la resiliencia y el ingenio. Su inscripción como patrimonio no sólo implica un acto de reconocimiento institucional, sino también una reivindicación simbólica de las clases populares que lo generaron y mantuvieron vigente, aún en tiempos de estigmatización por parte de las élites. En su evolución, el fileteado ha seguido una lógica similar a la del tango: ambos emergen en los márgenes, ambos son resistidos por los sectores hegemónicos, y ambos terminan siendo reconocidos como emblemas indiscutibles de la cultura porteña.

En 1975 tuvo lugar una ordenanza, que fue actualizada en 1985,​ que prohibía su uso en los colectivos (salvo que se tratase de un fileteado entre los planos de color del techo y la parte inferior) argumentando que producían confusión en los pasajeros al momento de tener que leer los números y recorridos de los mismos.

¿Cómo es la técnica del fileteado porteño?

La tipografía característica del fileteado porteño, de líneas elegantes, ondulantes y de acentuado ritmo visual, se inscribe dentro de una tradición gráfica profundamente enraizada en el imaginario popular de Buenos Aires. Su trazo no es sólo escritura, sino una prolongación ornamental del pincel fileteador, en donde las letras se visten con pétalos, terminaciones puntiagudas, espirales y detalles florales que remiten a una estética barroca rioplatense. Entre las tipografías contemporáneas inspiradas en esta tradición, se destaca milonga, una fuente tipográfica diseñada para evocarla con fidelidad estilística. Especialmente eficaz en titulares o composiciones de alto impacto visual, milonga condensa la expresividad, el ritmo y la teatralidad del fileteado, adaptándolos al lenguaje gráfico digital sin perder su anclaje en lo popular y lo urbano.

Hoy, el fileteado está presente tanto en el transporte público como en la decoración doméstica, en la fachada de un café como en las colecciones de arte. Abarca lo público y lo privado, lo masivo y lo íntimo. Y esa capacidad de adaptación y resignificación es precisamente lo que lo mantiene vivo. Su legitimidad no sólo proviene del Estado o de las instituciones culturales, sino de la gente común que lo hace circular, lo reproduce, lo enseña y lo aprecia.

Paráfrasis o recreación del dibujo a pluma y tinta del artista uruguayo Joaquín Torres García (“Latinoamérica invertida”, en1943), por la profesora Lucía Cristiani

En definitiva, el fileteado porteño es una manifestación cultural que permite pensar a Buenos Aires desde sus márgenes, desde sus prácticas populares, desde su capacidad para transformar lo cotidiano en arte. Su patrimonialización no es un gesto nostálgico, sino un acto político y cultural que reconoce la fuerza simbólica de los saberes subalternos y su potencia para seguir interpelando al presente. Un arte que nació para adornar ruedas, y que terminó delineando los contornos de una ciudad.

Invitación para Estudiar y Aprender las prácticas y el Arte del Fileteado porteño (vía presencial y/o online)

Para informes o inscripciones contactar por whatsapp al número 11 -5385 4277

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Lucía Cristiani

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  1. Es Licenciada en Psicología, con formación docente. Entre sus intereses se encuentra la psicología social- comunitaria, disciplina a través de la cual busca comprender y poner en práctica la relación que existe entre el arte como herramienta para contribuir a mejorar la calidad de vida y el devenir de la práctica artística como proceso de transformación de la propia realidad.

    Nota de la Editora del Portal digital Argentina en Red: Es importante resaltar en Lucía su templanza y su correcta visión trascendental: siendo adolescente encontró una bicicleta tirada, en la nada, nadie había que la reclamara. Se montó en la bici y aconteció un accidente automovilístico que la dañó bastante; sin embargo, recuperó su capacidad autogestiva y también en gran medida la física. Lo que la define hoy es su prepotencia de trabajo; su buen hacer para cada unx, y para todxs.

    En relación con su formación artística, el Fileteado Porteño, Lucía estudió con el profesor Alberto “Beto Yapan; el Taller de arte – Obrador de Arte: Fileteado y Lettering – (Pintura de letras- vidrieras – pizarras), con el maestro Alberto Palavecino, en la Ciudad de La Plata; Fileteado Porteño, en el Centro Cultural Rojas y el Curso de Fileteado Porteño, en la Quinta Trabuco, Vicente López. Desde el año 2014 se dedica a crear diseños personalizados de fileteado porteño de manera autogestionada, participando también en ferias y eventos artísticos.
    ↩︎
  2. Genovese, Alfredo, Filete porteño. – 1a ed. – Buenos Aires: Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2007 ↩︎

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